La Xávega (red de arrastre llamada también "varredoura") es un tipo de pesca artesanal que apenas ha evolucionado a lo largo de los siglos. Desaparecida hace décadas del litoral español, está en proceso de extinción en Portugal. En torno a un millar de pescadores en el litoral de Aveiro, Figueira da Foz, Nazaré, Costa da Caparica, Fonte da Telha, Vieira de Leiria, Esmoriz, Furadouro, Mira, Lavos y Leprosa y 56 embarcaciones con licencia, utilizan este arte (Fuentes del Ministério da Agricultura, Desenvolvimento Rural e das Pescas).
La Xávega es, básicamente, una pesca de cerco. La barca se adentra un kilómetro costa adentro para extender la red en forma de círculo, como si fuera una gigante bolsa. Al cabo de una hora los cabos se atan a dos tractores que, separados entre sí, recogen la red desde su motor auxiliar y la arrastran hacia la orilla. Antiguamente, este trabajo era realizado por bueyes, que vivían en aldeas alejadas 4 ó 5 kilómetros de la costa.
Este tipo de pesca se realizaba en poblaciones sin puertos, donde las barcas varaban en la arena de la playa. La sabiduría y el conocimiento de las gentes, basada en la forzosa adaptación al medio, hizo que se diseñaran un tipo de embarcaciones en forma de media luna. Sus formas -en particular la proa levantada- son las idóneas para soportar la furia de unas olas de gran dureza y evitar la entrada del agua. Hasta que estos botes sortean la rompiente de las olas, se producen duros embites del mar que zarandean vertiginosamente las barcas
La Xávega es, básicamente, una pesca de cerco. La barca se adentra un kilómetro costa adentro para extender la red en forma de círculo, como si fuera una gigante bolsa. Al cabo de una hora los cabos se atan a dos tractores que, separados entre sí, recogen la red desde su motor auxiliar y la arrastran hacia la orilla. Antiguamente, este trabajo era realizado por bueyes, que vivían en aldeas alejadas 4 ó 5 kilómetros de la costa.
Este tipo de pesca se realizaba en poblaciones sin puertos, donde las barcas varaban en la arena de la playa. La sabiduría y el conocimiento de las gentes, basada en la forzosa adaptación al medio, hizo que se diseñaran un tipo de embarcaciones en forma de media luna. Sus formas -en particular la proa levantada- son las idóneas para soportar la furia de unas olas de gran dureza y evitar la entrada del agua. Hasta que estos botes sortean la rompiente de las olas, se producen duros embites del mar que zarandean vertiginosamente las barcas
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